Mucho se habla sobre alimentación saludable y buenos hábitos, algunas personas asocian esto como un cambio radical para tratar o prevenir alguna enfermedad, o lo vinculan con bajar o subir de peso. Realmente una buena nutrición y una dieta balanceada ayuda a que tu organismo funcione correctamente, y hacer ejercicio, es bueno para cuidar tu corazón, músculos y huesos.
Varios de estos buenos hábitos son adquiridos en la infancia, si les enseñas a tus hijos a cuidarse tanto física como mentalmente, seguramente en su adultez tendrán un estilo de vida sano, en cambio, si tú no tienes hábitos saludables, tus hijos no tendrán la forma de aprenderlos, y es ahí, cuando empiezan los problemas de salud física, emocional y algunas veces de trastornos alimenticios.
¡La mejor manera de estimular a tus hijos a tener buenos hábitos es dando ejemplo!
¿Qué son los desórdenes alimenticios?
Son afecciones graves que se relacionan con conductas alimentarias que afectan negativamente tu salud, tus emociones y la capacidad de desempeñarte en áreas importantes de la vida. Los desórdenes alimenticios más frecuentes son la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y el trastorno alimentario compulsivo.
La mayoría de estos diagnósticos se caracterizan por fijar excesivamente tu atención en el peso, la figura corporal y la comida, causando conductas alimentarias peligrosas para tu cuerpo, ya que pueden tener una repercusión considerable en la capacidad del organismo para obtener la nutrición necesaria, y en ocasiones, causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, la boca y derivar otros tipos de afectaciones.
Con frecuencia, estos trastornos se manifiestan durante la adolescencia y los primeros años de la adultez, y son más frecuentes en mujeres que en hombres. Con la atención temprana y el debido tratamiento, es posible a veces, revertir las complicaciones graves causadas por desórdenes alimenticios.
Los síntomas varían según el tipo de trastorno, algunos de ellos son:
- Anorexia nerviosa: se caracteriza por tener un peso corporal anormalmente bajo y un gran temor a subir de peso. También genera una percepción distorsionada del peso o de la figura corporal. Cuando tienes anorexia, limitas en exceso la ingesta de calorías o usas otros métodos para bajar de peso; por ejemplo, te ejercitas de forma desmesurada, tomas laxantes o suplementos dietéticos, y vomitas después de comer. En mujeres, un síntoma normal es tener periodos irregulares o su ausencia.
- Bulimia nerviosa: cuando padeces esta enfermedad, sueles tener episodios de atracones y purgas que incluyen la sensación de pérdida de control sobre tu alimentación. Durante estos episodios es normal que consumas una gran cantidad de alimentos en un tiempo corto, para luego deshacerte de las calorías extra de una forma poco saludable, provocándote vómitos o usando laxantes. Si tienes bulimia, probablemente te preocupe tu peso y tu figura corporal, y tal vez te juzgues con severidad y dureza por los defectos que son producto de tu autopercepción. Puedes tener un peso normal o incluso, un poco de sobrepeso.
- Trastorno alimentario compulsivo: Sucede habitualmente cuando comes en exceso y tienes la sensación de pérdida de control sobre lo que comes. Puedes comer con mucha rapidez o consumir más alimentos de lo que tienes pensado, incluso cuando no tienes apetito, y seguir comiendo mucho tiempo después de sentir llenura. Puedes sentir culpa, enojo o vergüenza por esta conducta, sin embargo, no haces nada como en los casos anteriores.
Un trastorno alimenticio es algo difícil de controlar o de superar solo, prácticamente pueden tomar el control de la vida. Estos pueden ser muy estresantes y perjudiciales para el bienestar general de un adolescente, los efectos sociales incluyen baja autoestima y aislamiento.
¿Cómo orientar a mis hijos a cuidar y querer su cuerpo?
El amor, el apoyo y la confianza que les das a ellos son valores importantes para fortalecer su autoestima y personalidad. Servir de ejemplo es importante ya que muchos de los aprendizajes que ellos adquieren en la infancia son caracteres aprendidos de sus padres.
- Cultiva y refuerza una imagen corporal saludable en tu hijo, sin importar la forma o el tamaño. Habla con tu hijo acerca de la imagen que tiene de sí mismo y tranquilízalo diciéndole que las formas de los cuerpos pueden variar. Evita criticar tu cuerpo delante de tu hijo. Los mensajes de aceptación y respeto pueden ayudar a construir una autoestima y un estilo de vida saludable que ayudarán a los niños a afrontar los períodos difíciles de la adolescencia.
- Evita hacer dieta cuando estés con tus hijos, los hábitos alimentarios familiares pueden influir en las relaciones que los niños tienen con los alimentos. Comer juntos te da la oportunidad de enseñarle a tu hijo sobre los inconvenientes de hacer dieta y estimular la alimentación equilibrada con porciones razonables.
- Habla con tu hijo, por ejemplo, hay numerosos sitios web que promocionan ideas peligrosas, como considerar la anorexia como una elección de estilo de vida en lugar de considerarla un trastorno de la alimentación. Es fundamental que corrijas toda percepción equivocada como esta y que hables con tu hijo sobre los riesgos de hacer elecciones alimentarias poco saludables.
Los hábitos alimenticios se desarrollan muy temprano en la vida, quizás incluso entre las edades de 12 a 24 meses. Los padres pueden influir en cómo los niños ven la comida, por eso es tan importante establecer buenos hábitos alimenticios a una edad temprana, así mismo como un estilo de vida saludable.
Referencias:
- https://medlineplus.gov/spanish/eatingdisorders.html
- https://kidshealth.org/es/teens/eat-disorder.html
- https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/eating-disorders/symptoms-causes/syc-20353603
- https://kidshealth.org/es/parents/habits.html
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